Julio Eduardo Rueda nos enseñó a tomar vino.


Simplemente J.E.


Desde hace 30 años maneja un profesionalismo que va más allá del romanticismo y de una moda que no es lo que parece.

¿En qué año cambió la cultura del vino en Colombia?
En el año 2000, cuando ingresaron vinos de gama alta provenientes de todo el mundo.

¿Cómo era visto el vino anteriormente?
Como una bebida para celebrar el cumpleaños de la abuela. Había desconocimiento total.

¿Cuál ha sido su papel en este medio?
Hace mucho tiempo detectamos que no necesitábamos mercadeo de vinos sino educar al consumidor.

¿Cómo ve al consumidor?
El colombiano aún no se ha acercado a la parte campesina del vino, lo sigue viendo como si fuera un Maseratti. El vino proviene de la cosecha de la tierra, es la mezcla de fruta, tierra, madera y corcho.

¿Qué sucedió con el boom del vino?
A partir de 2006 comenzaron a llegar muchas cajas de vino y se presentó una sobrepoblación de importadores en un mercado incipiente y desconocedor que aún consume 0,3 litros per cápita al año.
El boom del vino no ha sido la realidad que la gente divulga y no fue proporcional al proceso educativo del consumidor principiante.

¿Cómo ve el mensaje del vino hacia los consumidores?
Creo que llegó mucha teoría a inundar a los personajes encargados de difundir la cultura del vino. Estos conocedores no tuvieron tiempo de formarse en el mundo real del vino que se vive en Colombia y por eso no han transmitido el mensaje de manera sencilla y de acuerdo con el nivel de educación. Existe una traducción del vino errada y viciada que se encasilló en describir el vino con términos rebuscados, degenerando el lenguaje.

¿Cómo ve el futuro?
Brillante. Entre más nos eduquemos seremos más selectivos. Ya habremos adquirido paladar y podremos reconocer la calidad.

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Link de la entrevista: 
https://www.semana.com/entrevista/articulo/simplemente-je/23038/